Lo que a España le cuesta la guerra
(Articulo publicado en Diagonal)
En 2010, se han desplegado 9.557 militares en operaciones en el exterior. La mayoría lo hicieron en misiones de la OTAN (4.312), seguidos de quienes lo hicieron en las de la ONU (3.191), de la UE (1.575) y 450 en misiones unilaterales españolas.
Según la ministra Carme Chacón, actualmente hay 2.880 militares que se reparten principalmente en tres misiones: 1.447 están en la guerra de Afganistán, en la misión de la ISAF en el marco de la OTAN bajo el mando de EEUU, que no es una misión de cascos azules de NNUU como a menudo nos intenta vender el Gobierno español; 1.074 están en Líbano, en la FINUL (ésta sí que es de cascos azules); y 257 en la Operación Atalanta de la UE para proteger a los barcos pesqueros que faenan en las aguas somalíes y proximidades (con lo que conseguimos un atún que le sale algo caro al bolsillo de los españoles). Aunque cabe decir, que según otras estimaciones, los militares españoles que actualmente hay en el exterior son todavía más, alcanzando los 3.184.
El coste global de todas las misiones en el exterior en 2010 ha sido de 787,9 millones de euros. Solo en 2010 la participación en la guerra de Afganistán ha supuesto un desembolso de 464 millones de euros; y en total, desde 2002 el coste únicamente de esta misión supera los 2.040 millones de euros. Por su parte, los militares del Líbano nos han costado hasta la fecha 791 millones de euros, de los que 173 corresponden a 2010. Además, durante el pasado año la Operación Atalanta ha costado 82,3 millones de euros. Desgraciadamente no nos informa la ministra del coste global de todas las operaciones militares en el exterior, pero podemos calcular que desde 2002, cuando fueron enviados los primeros militares españoles a Afganistán, se han gastado 5,113 millones de euros.
Pero el coste de la participación en las operaciones militares en el exterior es mucho más alto que estos miles de millones de euros. Desde 1988 han perdido la vida 159 militares en estas operaciones, quizá por eso el gobierno acaba de crear la Unidad de Apoyo a Militares Heridos y Familiares de Fallecidos en Acto de Servicio, una unidad que no tendría razón de ser de no existir cierta ansia de prestigio internacional a través de la presencia militar en el exterior en los sucesivos gobiernos españoles de los últimos años. En la guerra de Afganistán han muerto hasta ahora 94 personas de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil (82 por accidente y 12 por acción violenta).
La justificación de estas misiones militares es que existen amenazas a nuestra seguridad, que para la ministra de Defensa son el terrorismo, el crimen organizado, los Estados fallidos, la proliferación de armas de destrucción masiva, pero también la crisis económica, la desigualdad y los efectos del calentamiento global. Es más que evidente que para combatir el terrorismo y el crimen organizado se necesita más de labores policiales que militares, o que para los Estados fallidos las relaciones diplomáticas y la cooperación internacional son las medidas más efectivas. Finalmente, ¿qué decir de que la crisis económica, la desigualdad o el calentamiento global tengan que ser gestionados militarmente o enviando a nuestro ejército? Como vemos, las justificaciones que da la ministra van de lo absurdo a lo insuficiente, y no explican en ningún caso que nos hayamos gastado en los últimos años del bolsillo de todos los contribuyentes, más de 2.000 millones de euros directamente en hacer la guerra de Afganistán y al menos otros 3.000 en cuestionables operaciones militares en el exterior. Se trata tan solo de una cuestión de prioridades y las de la España democrática no son las de trabajar por la paz, sino más bien todo lo contrario, porque la paz no se construye a través de la guerra. Todo ello, no lo olvidemos, a costa de ya 159 muertes de españoles, y muchas más que vendrán.