AFRICOM y recursos naturales

Written by Pere Ortega on . Posted in Seguretat i defensa

En febrero de 2007, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció la creación de la infraestructura de un nuevo comando militar para África, denominado AFRICOM y destinado a coordinar todos los intereses militares y de seguridad estadounidense en el continente africano.

Un comando que se inserta en la arquitectura militar que EEUU tiene desplegada por muchas otras regiones del planeta. Desde 1983, EEUU ya tenía desplegado el comando CENTCOM en Oriente Medio y en los países del Golfo Pérsico, incluyendo a Egipto. Su misión era velar por sus intereses y las de sus aliados en esta región. Además, desde 1947 existía el PACOM que abarcaba toda el área del Pacífico y que incluía las islas africanas de Madagascar, Comores y Mauricio.  

Antes de la creación de AFRICOM, y hasta diciembre de 2006, cuando los EEUU comenzaron a ayudar a Etiopía en su invasión a Somalia, estos comandos ya habían mantenido una relativa presencia en África, y a menudo utilizaban fuerzas especiales para entrenar, equipar y trabajar conjuntamente con los ejércitos nacionales de países africanos aliados.

Tras la creación de AFRICOM el 30 de septiembre de 2008, con sede provisional en Stuttgart (Alemania), mientras no se encontrara un lugar más apropiado en África, se empezaron a desarrollar diferentes actividades:

•    En Argelia, los norteamericanos constituyeron un Centro de Estudios y de Investigación sobre Terrorismo, el cual se completó con una base de escucha electrónica y de comunicaciones situada en las cercanías de Tamanrasset en el sur argelino. Por su situación geográfica, la zona meridional de Argelia se encuentra en el epicentro de toda la región del Sahel y cercana a los pozos de gas argelinos.
•    En Marruecos, el Pentágono dispuso desplegar un sistema de comunicaciones y de conexión entre el AFRICOM y el Mando de Fuerzas estacionadas en Europa con sede en Stuttgart, e instalar una base naval en Tan Tan, al sur de Agadir. Ambos proyectos continúan en estudio sin haberse materializado.
•    En Níger, Chad y Malí, se propuso instalar cuarteles para la formación de Comandos y Unidades especiales antiterroristas, dirigidas por oficiales norteamericanos de la escuela de Fort Bragg.
•    También se barajó la posibilidad de afincar la comandancia de AFRICOM en Liberia
•    En la isla de Santo Tomé y Príncipe, por su posición estratégica en el Golfo de Guinea, donde se llevan a cabo prospecciones y se han encontrado pozos de petróleo, hay voces que especulan que podría instalarse una base naval estadounidense.
•    Una coalición internacional de 18 países liderada por Francia, Reino Unido y EEUU, y coordinada por la OTAN, al amparo de dos resoluciones de Naciones Unidas (17/3/2011), inició ataques en Libia. Esta nueva guerra, se dirigió desde el puesto de mando que EEUU tiene en la base de Stuttgart en Alemania, sede de AFRICOM. De este modo, AFRICOM recibía reconocimiento como organismo que coordina y planifica las intervenciones militares en África.

Por un lado, estas actividades militares de EEUU han estado dirigidas a ejercer el control sobre los recursos naturales africanos, especialmente los hidrocarburos que fluyen hacia América del Norte, y, en ese sentido, contrarrestar la cada vez más importante presencia de China en África. Por el otro, éstas responden también al objetivo de continuar con el compromiso de la lucha antiterrorista iniciada tras los atentados del 11-S en cualquier punto del planeta.

Competencia por los recursos naturales

Este compromiso de EEUU con África basado en un enfoque militar refleja el interés del Gobierno durante la etapa de la presidencia de George Bush por controlar los considerados recursos estratégicos del continente africano, especialmente el petróleo, el gas y el uranio. Cabe recordar que Nigeria es el quinto país exportador de crudo a los EEUU y que junto con Guinea Ecuatorial y Angola abastece del 20%  de hidrocarburos a este país, con posibilidades de llegar al 25% para el año 2015.  El nacimiento de Africom subraya, pues, el interés de EEUU por el acceso y control de las industrias extractivas y, muy particularmente, del petróleo.

Recordamos también que Sudán y la Libia de Gadafi, que estuvieron incluidos en la lista del Departamento de Estado de EEUU como países que promovían el terrorismo, pasaron a ser considerados como socios en la lucha contra el terror. Ambos países habían desplegado exitosas campañas diplomáticas que les habían permitido mejorar sus relaciones con Washington. En esta dinámica, las compañías estadounidenses se han beneficiado de las licencias de exploración de crudo en Libia y a su vez del acceso a los recursos petroleros de Sudán.

El acercamiento de la Casa Blanca a Santo Tomé y Príncipe, podría explicarse por la posición estratégica de la isla en el Golfo de Guinea, donde se encontró petróleo. Y donde se especula que sería el lugar elegido para una base naval estadounidense. Santo Tomé y Nigeria comparten un área con reservas de petróleo estimadas en 11.000 millones de barriles.

La estrategia estadounidense en África corre pareja a la de Francia y Reino Unido, pues opta por la presencia militar, aunque va más allá como lo apunta la creación de un comando especial. En cambio, difiere de la llevada a cabo por China. En el último decenio China ha optado por incrementar sus relaciones comerciales con los países africanos, con el interés puesto en conseguir recursos minerales y energéticos que ayuden a la fuerte demanda que este país necesita para su desarrollo. El interés por los recursos africanos por parte de China se muestra en el intercambio comercial. En 2010 China importó recursos de África por valor de 100.000 millones de dólares (según el FMI). Además, 500.000 chinos han emigrado para trabajar en África en las diversas inversiones de este país. En Sudán se han invertido15.000 millones, país de donde China importa petróleo y agricultura; en Etiopía 15.000 millones, de donde  importa minerales; en Nigeria 10.700 millones en infraestructuras y extracción de petróleo; en R.D. Congo, 8.860 millones en madera y construcción; en Angola 4.500 millones en infraestructuras; en Sudáfrica 3.600 millones en industria; en Gabón 2.600 millones en la extracción de madera y petróleo. Además, Pekín aportó más de 8.000 millones de dólares a Angola, Nigeria y Mozambique en 2006, lo que supera con creces los 2.300 millones de dólares que el Banco Mundial destinó a toda el África subsahariana ese mismo año.

La guerra contra el terror

En el marco de la estrategia de lucha contra el terrorismo, EEUU reforzó su presencia militar en el Cuerno de África a través del establecimiento de un cuartel militar en Djibouti, donde 800 efectivos, incluidos 400 soldados de elite, establecieron una base con el objetivo de mantener vigilada esa zona ante las sospechas de la existencia de grupos terroristas vinculados con Al-Qaeda.
La presencia del grupo Al-Shabab en Somalia con campamentos de adiestramiento de yihadistas presumiblemente ligados con Al-Qaeda, convirtió a Somalia en otro objetivo militar de EEUU, quien en septiembre de 2009 mediante un comando militar asesinó al líder del grupo local afiliado a Al Qaeda. Así mismo envió buques de guerra para vigilar las costas somalíes, ya que la frágil estructura gubernamental, los escasos niveles de control en las fronteras y la inestabilidad política, económica y social del país son elementos que convierten a Somalia en refugio de grupos terroristas.

El puerto de Mombasa (Kenia) alberga una base para aviones militares de EEUU encargados de controlar cualquier señal de actividad terrorista en la costa Este de África. A su vez, Kenia alberga la mayor estación de la CIA en la región, a quien preocupa que el grupo somalí Al-Shabab pueda establecerse en este país.

En Sudán, grupos de oficiales norteamericanos establecidos vigilan para tratar de impedir que este país pueda convertirse en una base de grupos armados salafistas.

Además, EEUU ha enviado tropas a la región del Sahel, donde equipos norteamericanos forman a  las fuerzas antiterroristas locales de Marruecos y Argelia, para su actuación en el Shael desde Mauritania, pasando por Argelia, Chad, Mali, Níger, Burkina Faso. El esfuerzo forma parte de un programa denominado Iniciativa Pansaheliana, diseñado para proveer entrenamiento antiterrorista.

En ese sentido, el alcance global que se pretende dar a la lucha antiterrorista se desvirtúa en la medida en que se enfoca en aquellas regiones con recursos estratégicos como Oriente Medio, Asia Central y África. El lenguaje utilizado con el terrorismo se ha convertido en una excusa al servicio de intereses específicos y ha servido para justificar las acciones que buscan proteger dichos intereses alrededor de todo el mundo. Así, en marzo de 2011 la administración Obama publicaba la Reseña Cuadrienal de la Defensa 2010 (QDR, por sus siglas en inglés). Este documento define los planes militares de EEUU para los próximos cuatro años. La QDR profundiza las líneas diseñadas en la Estrategia Nacional de Defensa de 2008 del final del mandato de George Bush y define las operaciones militares que se debían utilizar en guerras no convencionales.

La QDR ya se está llevando cabo y unidades militares de EEUU están trabajando en el Cuerno de África y en el Sahel, proporcionando capacitación, asesoramiento y equipamiento a las fuerzas armadas del país colaborador sobre como combatir, expulsar o desmantelar las redes terroristas e insurgentes. En concreto, EEUU ha desarrollado fuerzas especiales para combatir en conflictos de pequeña escala o de baja intensidad, para realizar operaciones secretas con asesinatos selectivos de presuntos terroristas en diversas localizaciones, como las llevadas a cabo en Yemen, Somalia o Paquistán a supuestos militantes de Al Qaeda con mísiles teledirigidos y aviones no tripulados.

Oposición al AFRICOM

La nueva obsesión de EEUU con el AFRICOM y su enfoque militar tiene diversas consecuencias:

•    Aumenta la interferencia de EEUU en los asuntos internos de los países de África.
•    Atraerá más armamento militar al continente, aumentando el riesgo de desestabilización interna de los países que ya sufren conflictos armados o tensiones internas.  
•    Ayudará a construir mecanismos de mayor represión desde los Estados contra los disidentes políticos, reforzando prácticas antidemocráticas.
•    Considerar la fuerza militar una prioridad más importante que el desarrollo y la diplomacia crea un desequilibrio que podría animar a regímenes irresponsables a utilizar la ayuda militar de EEUU para oprimir a la población.
•    Este tipo de políticas crean inestabilidad, fomentan las tensiones y hacen de África y el mundo un lugar menos seguro.

La estrategia de contrainsurgencia global de la actual política exterior de EEUU no da margen para la esperanza y la paz. No es una política que busque encontrar soluciones a los problemas que dan origen al extremismo violento. Pero en cambio sí podemos asegurar que la instalación de bases militares, la ostentación de poderío armado y la vulneración de la legalidad internacional con una política de asesinatos selectivos no harán más que atizar el odio y la espiral de la violencia contra el primer mundo. África no necesita una mayor militarización. Lo que necesita África son mecanismos para responder a sus necesidades de desarrollo que serán los que realmente ayudarán a la pacificación de sus conflictos.