Observatorio sobre desarme, comercio de armas, conflictos armados y cultura de paz
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El peligro nuclear. Una historia siniestra

Escrito por Pere Ortega el . Publicado en Armamentisme

No disponible en català. Breu descripció dels aconteixements que han acompanyat des del seu neixement la preocupant i perillosa proliferació nuclear.Pere Ortega, periódico Diagonal núm. 28, Madrid (12/abril/2006)


El 6 de agosto de 1945 empezó una larga pesadilla que llega hasta nuestros días y ensombrece el futuro de la humanidad, la posibilidad que una guerra nuclear acabe, sino con toda, con buena parte de la vida en la Tierra. Ese día Estados Unidos lanzaba sobre Hiroshima la primera bomba atómica con una potencia de 15 kilotones que acabó con la vida de 110.000 personas. Tan sólo cuatro años más tarde, en agosto de 1949 le seguía la URSS haciendo explosionar en Kazajstan su primera bomba atómica. Empezaba la Guerra Fría y otros estados se iban sumando al club nuclear: Reino Unido (1952), Francia (1960), China (1964), y se consolidaban como potencias nucleares. Esos estados, a su vez, desde una situación de privilegio con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, gobernaban la política mundial. Y al poco, empezaron a preocuparse de la aspiración de otros estados en conseguir la "bomba", la llamada "proliferación nuclear". Cierto es, que el resto de la Comunidad Internacional también estaba horrorizada ante la posibilidad de una guerra nuclear entre los dos bloques militares, y empezaron los esfuerzos que condujeron al 12 de junio de 1968 a la firma del Tratado de no proliferación de armas nucleares (TNP). Y para su control, se creó la Oficina Internacional de Energía Atómica (OIEA). Pero ese Tratado, nacía discapacitado, la banda de las cinco potencias nucleares tenían derecho a mantener sus arsenales, mientras el resto de los firmantes se comprometían a no tenerlos.

Si bien era importante administrar medidas que impidieran la proliferación nuclear, también lo era, y aquí aparece la objeción más importante, que ese TNP aceptaba el doble rasero moral de otorgar un derecho a unos mientras se lo negaba a otros. Situación esa que no impulsaba a ningún optimismo. Sobre todo, porque pocos años más tarde, las dos principales potencias fueron quienes ayudaron a conseguirlas a otros estados no firmantes del TNP: la URSS lo hizo con la India (1998); EEUU con Israel y Pakistán (1998); y en abril de 2003 se anunciaba que Corea del Norte, con la ayuda de China, también poseía la bomba nuclear. Además, años después, en 1990, los arsenales alcanzaban la cifra de 50.000 ojivas nucleares con una potencia de 20.000 megatones lo que equivale a un millón y medio de veces la bomba arrojada sobre Hiroshima y con capacidad de arrasar quince veces todo el planeta.

El riesgo de las bombas nucleares no solo estriba en el propio artefacto sino en tener también la capacidad tecnológica de arrojarla contra enemigos situados a cientos o miles de kilómetros de distancia, y por tanto de disponer de bombarderos o misiles capaces de transportarlas. Y ahí empezó otra carrera armamentista a la que se sumaron muchos otros países, pues poseer un misil o avión con esa capacidad otorga una ventaja estratégica y lo convierte en gran potencia en caso de conseguir la bomba nuclear. Otro peligro eran las pruebas nucleares que llenaban de preocupación al resto de la Comunidad Internacional. Ambas cosas condujeron a un sinfín de acuerdos de reducción de sistemas balísticos, de moratorias de pruebas nucleares, de zonas libres de armas atómicas. El más significativo de los cuales surgió al final de la Guerra Fría, los acuerdos START I y II (1991-93) firmados entre Bush (padre) y Gorbachov, luego Ieltsin, que reducían los arsenales nucleares de ambas potencias entre 3.000 y 3.500 ojivas, lejos de 45.000 que habían llegado a poseer. Acuerdos que tuvieron continuidad en mayo de 2004 entre los actuales Bush y Putin anunciando reducir a 1.700 y 2.200 las ojivas por bando.

Esperanza en un desarme nuclear total que, a tenor de los hechos más recientes, se ha convertido en una imposible utopía. Sobre todo si nos remitimos a como ha evolucionado el panorama estratégico mundial en los últimos tiempos. La responsabilidad es en primer lugar de EE.UU. como primera potencia militar mundial, pues puso en marcha diversos programas militares estratégicos para dar cobertura a sus armas nucleares. Apuntemos algunos: reanudó el programa de escudo antimisiles con la pretensión de convertir su territorio en invulnerable; anuló el tratado ABM de 1972 que impedía el despliegue de defensas antimisiles y que fue una de las bases de la disuasión nuclear de la Guerra Fría; se retractó del acuerdo de abolición integral de pruebas nucleares (CTBT); puso en marcha un programa de satélites militares XSS-11 para facilitar el lanzamiento de cilindros de tungsteno, titanio o uranio, un arma de una potencia nuclear pequeña para atacar cualquier objetivo en tierra; un programa de armas nucleares de nueva generación y baja potencia para destruir bunquers en el subsuelo; impulsó a sus aliados en Taiwan, Japón e Israel, a incrementar la compra de sofisticados equipos de armas, y los tres se preparan para instalar un escudo antimisiles.

Pero además, persiste un hecho paralelo que no debemos olvidar. Las centrales nucleares tienen un riesgo añadido, aparte del peligro de accidente que ellas representan (Txernóbil), ofrecen la posibilidad de mercados ilegales de uranio y plutonio enriquecido que servirán para la obtención de nuevas armas atómicas. Con lo cual, también se deben erradicar las centrales nucleares. Entonces, si bien debemos dar por bienvenidos todos los acuerdos de reducción de armas nucleares, la mejor manera de impedir la proliferación nuclear, es el abandono de las centrales nucleares, pues es la única garantía de alcanzar algún día la desnuclearización total.

Un último recordatorio. En 1955, se publicaba el "Manifiesto Russell-Einstein" donde ambos advertían que la posesión de armamento atómico, tarde o temprano conduciría a una guerra nuclear de exterminio global. Pero ese Manifiesto era más ambicioso y apuntaba un objetivo final para impedir la utilización de armas de destrucción masiva, abolir la Guerra como método para resolver los conflictos entre estados.

 

Armas nucleares 2003

 

Países

Estratégicas

No estratégicas

Total

Estados Unidos

5.498

1.120

7.068

Rusia

4.852

3.380

8.232

Francia

482

 

482

Gran Bretaña

100

100

200

China

282

120

402

India

   

50-130?

Paquistán

   

30-60?

Israel

   

100-300?

Corea del Norte

   

2?

Total

11.214

4.720

16.876

 

 

Elaboración propia según diversas fuentes

 

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