Observatorio sobre desarme, comercio de armas, conflictos armados y cultura de paz
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España en Líbano: la operación «Libre Hidalgo»

Escrito por Eduardo Melero el . Publicado en Conflictes i guerres

La intervención militar española en Líbano puede explicarse como un intento del Gobierno de mejorar el prestigio internacional de España. La participación se produce a partir de 2006, con la ampliación de funciones de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL según sus siglas en inglés) que llevó a cabo la Resolución del Consejo de Seguridad 1701, de 11 de agosto de 2006.

Su origen se encuentra en el conflicto entre Israel y Líbano. En julio de 2006, Hezbollah llevó a cabo una incursión en territorio israelí, causando la muerte de ocho soldados israelíes y la captura de otros dos. Como respuesta, Israel bombardeó el sur de Líbano durante 34 días, causando más de mil cien muertos y enormes daños materiales.

En cuanto al componente militar, las tareas básicas que lleva a cabo el contingente español son vigilar la zona de separación entre Líbano e Israel, la llamada Línea Azul. También ha llevado a cabo tareas de desminado y desactivación de explosivos. El ejército español formó parte de la fuerza marítima de UNIFIL entre junio de 2008 y febrero de 2009, cuya finalidad es vigilar las aguas territoriales libanesas para evitar la entrada de armas y mercancías ilegales.

Paralelamente, se ha pretendido dotar de una dimensión humanitaria a la misión, a través de la denominada «cooperación cívico-militar». Más que ayudar realmente a la población, lo que se pretende es utilizarlo como un instrumento que facilite la operación militar. Así, según el libro Misión: Líbano, publicado por el Ministerio de Defensa en 2013: «Se procura obtener para la Fuerza el apoyo de la población e involucrar a las autoridades locales para crear un ambiente adecuado para la labor que desarrolla la misión FINUL». Se dedican anualmente 500.000 euros a proyectos de impacto rápido, lo que supone apenas el 0,3 % del presupuesto que ha gastado el Ministerio de Defensa en la operación. Se realizan proyectos con visibilidad muy alta; pero como señala el libro citado «Es necesario eludir proyectos que impliquen compromisos posteriores de mantenimiento o reposición que supongan una obligación permanente». Prima, por tanto, la finalidad propagandística frente a las necesidades de la población. En este apartado hay que tener en cuenta también el «Programa Cervantes», en el que los militares imparten clases de español a la población. Se han llegado a impartir 50 clases semanales, en 14 centros de 9 localidades con 220 alumnos.

Es la primera vez que un militar español ejerció el mando como jefe de la misión y comandante de la fuerza de una operación de cascos azules. Cargo que le correspondió al general de división Alberto Asarta Cuevas, entre enero de 2010 y enero de 2012. También ostentó el cargo de director de la Célula Militar Estratégica para FINUL, en Nueva York, el general de división español Ángel Guinea Cabezas de Herrera entre mayo de 2008 y junio de 2009.

El envío de tropas, hasta un máximo de 1.100 militares fue autorizado el 7 de septiembre de 2006 por el Congreso de los Diputados: votaron a favor 306 diputados y dos se abstuvieron. Cuatro fueron los argumentos utilizados por el Gobierno para justificar el envío de tropas: 1) contribuir a la consolidación de la paz y el respeto de los derechos humanos, a través de una vía complementaria a la política y diplomática; 2) el interés estratégico de España en la región de Oriente próximo; 3) razones de seguridad, –el entonces Ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, llegó a afirmar que la crisis del Líbano «involucra a toda la región, una zona del planeta cuya estabilidad es esencial para la seguridad de sus habitantes pero también para la seguridad del resto del mundo»–; 4) otra de las justificaciones se relacionaba con razones de prestigio internacional, «el peso específico de España en el ámbito internacional».

Entre los años 2006 y 2012, el contingente español estaba compuesto por poco más de mil efectivos (así, por ejemplo, en diciembre de 2010 estaban en Líbano 1.074 militares españoles). En 2012 se produjo una importante reducción de la presencia española. A finales de dicho año había 640 soldados. A fecha de 27 de mayo de 2014, participan en UNIFIL 589 militares españoles de un contingente total de 10.247 efectivos. De esta forma, España ha pasado a ser el octavo país en número de tropas [1) Indonesia: 1287; 2) Italia: 1089; 3) India: 896; 4) Nepal: 869; 5) Ghana: 867; 6) Francia: 838; 7) Malasia: 829; y 8) España: 589. La reducción del contingente español se ha justificado en un cambio de estrategia por parte de la ONU. Aunque, a mi juicio, demuestra que el Gobierno ha considerado que ya ha cumplido los objetivos de mejora de la imagen internacional de España, dando por amortizada la misión. La reducción de efectivos también se explica por la política de recortes, ya que ha supuesto un ahorro de entre 20 a 40 millones de euros anuales. El margen de decisión política del Gobierno español era mayor en este caso, ya que la participación española no se realizó ni en el marco de la OTAN ni en el de la Unión Europea.

Desde el inicio de la misión han fallecido doce soldados: seis de ellos en 2007 por la explosión de una mina, tres por cuestiones de salud, dos por accidentes con los vehículos blindados, y uno por una caída fortuita.

La operación en el Líbano es la peor valorada por la opinión pública. Según el Barómetro del Real Instituto Elcano de febrero de 2013, un 39,1% de los encuestados señalaron una valoración positiva (muy positiva el 4,4 % y positiva el 34,7 %), mientras que el 36,7% de los encuestados manifestaron una valoración negativa (muy negativa el 4,8% y negativa el 31,9%). De esta forma se pone de manifiesto que el Congreso de los Diputados no representa a la opinión pública en este tema.
En definitiva, la participación militar española en Líbano pone de manifiesto que se utilizan las operaciones en el exterior como un instrumento de política nacional. En este caso, para mejorar la imagen internacional de España. Otro elemento a tener en cuenta es que con estas operaciones se pone a prueba la «capacidad expedicionaria» del ejército español. Recordemos el desembarco de los militares españoles en la playa de Tiro en 2006.

Tabla 1: Coste económico de la operación Libre Hidalgo (millones de euros)

TOTAL

1.314

2006

60,3

2007

215,4

2008

177,4

2009

165,4

2010

173,1

2011

196,4

2012

173,8

2013

151,9

Fuente: elaboración propia

 

 

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