En recuerdo de Seymour Melman
Ha muerto Seymour Melman, importante investigador de la economía por la paz de EE.UU. El Centre Delàs, quiere dedicarle este recordatorio a quien fue una importante figura y pionero de la investigación por la paz.
Así mismo adjuntamos un artículo de su amigo Ralph Nader
Barcelona, 28 de diciembre de 2004
El pasado 16 de diciembre moría en Manhattan Seymour Melman. Nacido en 1917 en New York, Melman era un prestigioso economista y profesor de la Universidad de Columbia, pero al mismo tiempo un activista comprometido con la paz y el desarme que compaginó el compromiso personal con el trabajo de investigación en el terreno de la economía militar, o de la paz, según se mire. Su contribución es especialmente relevante en el terreno de la conversión de la industria militar al ámbito civil, así como de las ventajas económicas del desarme para la economía, tanto en los países industrializados como los en vías de desarrollo.
Se comprometió en la lucha contra la carrera de armamentos de su país desde el inicio de la Guerra Fría en los años 1950, y el peligro de guerra nuclear. Deja una gran obra dedicada a investigar las nefastas consecuencias de las armas. En Europa, fuera del ámbito universitario es una figura poco conocida, sin embargo, en cambio, de una grande influencia política en el ámbito de estudios por la paz y la investigación en desarme. Así, los trabajos que se fueron publicando sobre economía militar, tanto en Europa como en España siempre citaban el magisterio indiscutible de Melman. En nuestro país empezamos a tener conocimiento de sus trabajos y activismo a los inicios de los años 80, cuando algunos de sus artículos fueron publicados en revistas especializadas.
Fue consultor de Naciones Unidas en temas de desarme y director de diversas organizaciones académicas y científicas de economía crítica. Formaba parte de los círculos de intelectuales de izquierdas, y ejerció gran influencia sobre su amigo y defensor de los derechos de los consumidores, el ecopacifista y diversas veces candidato a la presidencia de EE.UU., Ralph Nader. Es autor de numerosos artículos y estudios, entre los que queremos destacar:
After Capitalism (2001)
Rebuilding America: En new economic plan fuerte he 1990 s (1992)
The DeMilitarized Spciety: Disarmament & Conversion (1988)
The Permament War Economy (1984)
Provechos Without Production (1983)
The defense econony; conversion of te industrias and occupations tono civilian needs (1960)
Pentagon Capitalism (1970)
The Peace Race (1961)
Dynamic factors in industrial productivity (1956)
Estas líneas son nuestro pequeño recordatorio a una personalidad importante de la investigación por la paz. Adjuntamos un artículo póstumo de Ralph Nader.
Seymour Melman
Ralph Nader
En el mundo enrarecido de la ingeniería económica e industrial, no hubo nunca nadie como el profesor de la Universidad de Columbia, Seymour Melman. Publicados en la prensa especializada y general, crecí leyendo y escuchando sus proféticos, tenaces y fundamentados argumentos en contra de la guerra y a favor del desarme mundial.
Hay columnas de opinión y cartas al director en el "New York Times" que Melman escribió cuando era un veinteañero. También están las persuasivas declaraciones realizadas ante el Congreso, acerca de la economía de guerra permanente y el deterioro de la economía civil y de la satisfacción de las necesidades del pueblo estadounidense. Sus planes para la conversión económica y su intercesión por el logro de un acuerdo decisivo con la Unión Soviética a favor de la paz ilustraban de qué tipo de economía, innovación y prosperidad podrían disfrutar los EE.UU.
Las propuestas de Melman eran meticulosas como las ningún otro académico y suponían un reto para lo que el presidente Eisenhower llamaba el "complejo bélico industrial". En ellas mostró cómo las mentes científicas e ingenieriles más talentosas podían ser succionadas por esta permanente economía de guerra, en detrimento del desarrollo de la economía civil, como si lo que importara fuera el bienestar de la gente. "Para acabar con el hambre en América= de 4 a 5 mil millones= programa aéreo C-5A", acostumbraba a decir, para hacer referencia al costoso, defectuoso y permanentemente derrochador contrato del gobierno con Lockheed Martin.
Los consejos de Melman eran muy solicitados. Sus numerosos libros tenían mucho sentido para la gente que valoraba positivamente las previsiones de futuro. Aconsejó a asociaciones de ciudadanos, sindicatos, legisladores y a las Naciones Unidas. Durante años fue el presidente de la Comisión Nacional para la Conversión Económica y el Desarmamento (National Commission for Economic Conversion and Disarmament(.
Ya octogenario, Melman se adentró en el estudio del enigmático terreno de los sistemas de armamento. Se dedicó a desglosar meticulosamente la perniciosa forma de operar de un Pentágono dominado por las corporaciones, al poner precio a los submarinos, naves, aeronaves así como al armamento moderno; con ello explicó la espiral de presupuestos militares desequilibrados.
Los títulos de sus libros nos hablan de sus preocupaciones: "Nuestra sociedad consumida", "El capitalismo del Pentágono" y "Lucro sin producción". Como veterano de la Segunda Guerra Mundial, conocía la diferencia entre una defensa adecuada y una sobreabundancia de armamento. Calculó que el armamento nuclear de los EE.UU. tenía el poder de destrozar la Unión Soviética 1.230 veces. Preguntó ¿cuánto más gasto puede soportar la economía y el bienestar general?
Con la caída de la Unión Soviética y la consecución del acuerdo para el desmantelamiento de muchas de las cabezas nucleares a ambos lados, Melman esperó la llegada de los "dividendos de la paz" y la conversión económica o el reequipamiento industrial que él mismo había acuciado durante tanto tiempo. Pero nunca se llegaría a producir. En la actualidad el presupuesto militar consume la mitad del presupuesto federal estadounidense.
En sus últimos días, Melman se dedicó a difundir la idea de la autogestión como alternativa a las megacorporaciones. Durante los últimos veinte años los medios le han silenciado. Apenas pudo publicar algún artículo en los periódicos o incluso en las revistas progresistas. En la radio y televisión, en que cada segundo cuenta, no reunía los requisitos para poder aparecer, porque hablaba pausadamente y era mayor, una manifestación de la intolerancia electrónica que impide la comunicación entre muchos estadounidenses sabios y mayores y las generaciones más jóvenes.
Fue precisamente porque los hechos le habían dado la razón una y otra vez, que en la prensa escrita acabaron irritados por sus investigaciones pese a que estaban totalmente al día. ¿Cuántos estadounidenses saben, por ejemplo, que el 90% de los productos que aparecen en el catálogo de L.L.Bean (marca de ropa y accesorios( son importados? Melman se molestó en contarlos para sacar el tema de la desindustrialización de los EE.UU.
¿A cuánta gente le gustaría saber que en el reciente concurso para adjudicar la gestión del transporte público de la ciudad de Nueva York solamente se recibieron plicas de licitadores extranjeros? Ni una sola empresa estadounidense se presentó para crear puestos de trabajo por 3 mil millones de dólares.
Con anterioridad a su fallecimiento, este mes, Seymour Melman había terminado el manuscrito de un conciso libro titulado "Guerras, S. L.: El auge y la caída de la economía de guerra permanente". Cuando hablé con él, al principio del verano, estaba teniendo problemas para encontrar una buena editorial. Pero dejará un legado de sabiduría, perspicacia, humanidad, consistencia y diligencia. En una sociedad cuyos gobernantes y ejecutivos bloquean todo acceso de la gente a mentes tan magníficas mientras los saturan con mil nimiedades, distracciones y artistas presuntuosos que berrean a diario su lucrativa ignorancia, estadounidenses sagaces como Seymour Melman no recibirán la atención que la ciudadanía merece, a no ser que el pueblo, a quién pertenecen las ondas, empiece a controlar y a ejercer sus propios derechos sobre los medios
Publicado en: Znet, 23 de diciembre de 2004
Traducido por Maite Padilla y revisado por Marga Vidal