Los gobiernos europeos y estadounidense se acusan mutuamente, de violar el embargo de armas a China
Si no fuera dramático, podría parecer un buen argumento para una comedia de Willy Wilder sobre la hipocresía y la doble moral compartidas. El caso es que China gasta actualmente unos 7.000 millones de euros en adquisición de armas, convirtiéndose con ello en el mayor comprador de armamento del mundo. Y son muchos los que quieren participar en el reparto del pastel a pesar de que formalmente aún está vigente el embargo a causa de la masacre de la plaza de Tiananmen.
A raíz de ello, en 1989 quedó prohibida la cooperación militar y la venta de armas a la República Popular China, tal como decía el texto emitido por el Consejo de la Unión Europea (UE). Después de este año, tanto Gran Bretaña, como Alemania, Francia o España, han seguido vendiendo armas a China a través de un subterfugio u otro. El mismo Diario de la Unión Europea calcula que en 2002, el gobierno de Berlín concedió licencia de venta de armas por «sólo» 210 millones de euros. En 2003, los estados de la UE aprobaron «excepciones del embargo» por un valor de 413 millones de euros.
El gobierno de Estados Unidos, que se opone públicamente al levantamiento del embargo europeo, según informa Arms Control Association, sólo entre los años 1989 y 1998 vendió 350 millones de dólares en armas a China.
Pero, mientras EEUU teme el rearme de China, a su vez vende armas a la vecina Taiwan, país que mantiene un fuerte litigio con China –que no reconoce su soberanía–, y tiene previsto suministrar antimisiles, aviones de combate y radares por valor de 18.000 millones de dólares. Esta es la doble moral tan común en la política exterior de EEUU y que está conduciendo a una carrera de armamentos muy peligrosa en el Este asiático.
Materiales de trabajo, núm.26 (abril 2005)