Observatorio sobre desarme, comercio de armas, conflictos armados y cultura de paz
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¿Ejército catalán?

Escrito por Pere Ortega el . Publicado en Seguretat i defensa

Todos los riesgos, que no amenazas, que citan las directivas de defensa de España y de otros países de la UE tienen solución por vías no militares. Articulo aparecido en el dio ARA el 20/05/2013

 

¿Ejército catalán?

Cataluña vive un proceso constituyente que si no se malogra por el camino, obligará a redefinir las relaciones entre Cataluña y España, bien a través de una federación, bien a través de una confederación o quizás con un estado separado. Esta última posibilidad ha motivado que diversas voces se pronunciasen sobre qué seguridad y defensa necesitará una Cataluña independiente.

Entre estas opiniones figura el documento “Estatuir Catalunya”, de varios autores, en el cual entre varios apartados dedicados a la organización nacional del nuevo Estado, hay uno sobre la seguridad y la defensa del país. Señalando que es preciso disponer de un Cuerpo de policía (Mossos d'Esquadra), se pide la creación de una agencia de inteligencia y de un ejército que garantice la defensa armada del territorio y la credibilidad de Cataluña frente al resto del mundo. Otra opinión sale de la Assemblea Nacional de Catalunya, el movimiento social que pide un referéndum por la independencia de Catalunya. Aquí se ha creado un ámbito de seguridad que reclama un ejército catalán proporcional al 0,63% de la población, es decir, de unos 45.000 efectivos.

Una tercera opinión proviene del  Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya, que ha elaborado un documento sobre defensa en el que se propone la creación de un ejército formado por 25.000 efectivos y que describe la función que habría de tener. De este modo, se concretan las amenazas que recaerán sobre Cataluña, las cuales, hay que decirlo todo, son las mismas que describen los estados de nuestro alrededor, empezando por el Estado español,: el terrorismo islamista, la proliferación de armas de destrucción masiva, los conflictos regionales, la descomposición de estados, la delincuencia organizada, la ciberseguridad  y la seguridad energética.

Por otra parte, es preciso hablar del coste que representa un ejército. Según los parámetros de la mayoría de estados europeos similares, habría que dedicarle alrededor de un 1,5% del PIB catalán, lo cual  supondría un gasto de 3.000 millones de euros anuales. Eso sin contar los recursos de su puesta en marcha, que significa adquirir  infraestructuras, nuevo armamento, academia militar…También habría que desarrollar una industria militar propia, hoy inexistente, y ayudarla con recursos en R+D. Por tanto, el gasto público en defensa de los primeros años seguro que aumentaría considerablemente.

Todos los riesgos ¬―no amenazas― que citan las directivas de defensa de España y de otros países de la UE tienen solución por vías no militares. En este sentido, la ONU(1994) encuñó el concepto de “seguridad humana”, que desplazó el antiguo enfoque de seguridad militar. Este nuevo concepto evoluciona como un proceso de ensanchamiento de las capacidades y libertades de las personas y sitúa al ser humano en el centro de las políticas públicas con el objetivo de resolver sus necesidades, ya sean provocadas por conflictos en el ámbito político , económico, social, cultural o medioambiental.

Aplicando este nuevo concepto de seguridad, no parece que un avión de combate, un blindado, o una fragata puedan hacer nada frente a un ataque terrorista. Lo que realmente ayudaría a desactivar el terrorismo islamista es actuar sobre las causas que lo motivan ―bien conocidas, por cierto―, ayudando a resolver los conflictos de Palestina, Afganistán, Irak… Algo similar se puede decir sobre el resto de riesgos. Se pueden desactivar desde el desarme, la mediación y resolución de conflictos. La delincuencia y la ciberseguridad, es evidente que su resolución corresponde a los Mossos. En relación a la seguridad energética es preciso  buscar un cambio de modelo energético  basado en las energías renovables y no tener un ejército para hacer la guerra por el petróleo.

Seguramente porque ya preveía el enorme gasto que podría originar la creación de un ejército, el presidente Mas opinó que no veía su necesidad: en la voluntad de llegar a ser un Estado dentro de la UE, Cataluña se integraría en la estructura militar de la OTAN, dando por descontado que esta alianza nos ahorraría tener un ejército. No hay que olvidar  que la OTAN  es un organismo de defensa militar colectivo, y el tratado dice que si algún miembro fuese atacado, todos los demás países del mundo tendrían que correr a defenderlo. Si no tenemos ejército, parece difícil que Cataluña sea admitida en la OTAN. En cambio, en la UE se puede entrar sin ejército, y aún más sin estar en la OTAN, como es el caso de Austria, Finlandia, Irlanda, Malta, Suecia y Chipre.

Los estados actuales son hijos del siglo XIX, cuando se entendía la seguridad en términos estrictamente militares y el ejército actuaba para dar seguridad a personas, territorio, infraestructuras y recursos. Por tal motivo hoy hay 21 millones de soldados en el mundo y la UE tiene 1.700.000. ¿No ha llegado el momento de que los nuevos Estados de siglo XXI cambien esta inercia y busquen en la seguridad humana nuevos caminos de convivencia para la paz mundial?

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