Necesitamos un tratado para la prohibición de las armas nucleares
La explosión de un arma nuclear en una ciudad mataría de forma inmediata cientos de miles de personas. Otras cientos de miles más podrían quedar gravemente heridas (ciegas, quemadas, aplastadas, con múltiples fracturas,...) y, muchas de ellas, morirían al cabo de un tiempo.
Además, causaría daños devastadores en las infraestructuras, la industria, la agricultura y en nuestras vidas y en la de nuestros hijos y nietos. Los efectos a largo plazo de la exposición a la radiación provocan una mayor incidencia de leucemia y cánceres sólidos en los supervivientes, y un mayor riesgo de efectos hereditarios en las generaciones futuras. Recordemos Hiroshima y Nagasaki. Los efectos, incluso de una sola arma nuclear, son horrorosos. Su fuerza destructiva es inaceptable, incluso en un contexto de guerra. Además, sería fundamentalmente la población civil quien sufriría sus consecuencias.
Si se utilizaran varias armas nucleares, los efectos podrían perturbar gravemente el clima del planeta, y causaría un colapso agrícola generalizado. Esto condenaría a millones de personas al hambre. Las comunicaciones globales y sistemas eléctricos y electrónicos se podrían interrumpir.
Actualmente hay nueve estados nuclearmente armados: EEUU, Rusia, Francia, China, Reino Unido, Israel, Pakistán, India, y Corea del Norte. Sólo los cinco primeros han firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear. Se estima que entre todos ellos acumulan más de 17.000 bombas nucleares. Los arsenales de EEUU y Rusia representan más del 90 % del total. Además hay almacenado material que se podría utilizar para construir muchas más bombas nucleares. Con la explosión de sólo el 0,5% del arsenal nuclear mundial se podría provocar un invierno nuclear que podría condenar a más de 2.000 millones de personas al hambre. Esto está al alcance de cualquiera de los estados nuclearmente armados, excepto Corea del Norte.
Por qué un tratado de prohibición de armas nucleares
El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) ha fracasado en su intención de detener la carrera armamentística nuclear y de iniciar medidas encaminadas al desarme nuclear. Después de más de cuarenta años de su entrada en vigor, no se ha puesto en marcha un proceso integral para lograr la abolición de las armas nucleares. Además, hoy hay más estados armados nuclearmente que cuando se firmó el Tratado. Hay varias razones para defender la prohibición de las armas nucleares:
Argumento humanitario. Las armas nucleares son las armas de mayor capacidad destructiva que ha ideado el hombre. La explosión de una bomba nuclear provocaría la muerte inmediata de gran cantidad de personas; las infraestructuras quedarían dañadas y los efectos persistentes de la radiación provocarían sufrimiento y muerte a los supervivientes. El uso de las armas nucleares supondría una grave violación del Derecho Internacional Humanitario que prohíbe el uso de armas que no pueden distinguir entre civiles y combatientes.
Argumento de seguridad. Las armas nucleares suponen una amenaza directa y constante a la población de todo el mundo. Lejos de mantener la paz, generan la desconfianza entre los estados. La existencia de las armas nucleares fomenta la proliferación nuclear.
Argumento ambiental. La utilización de sólo el 0,5% de la capacidad destructiva del arsenal nuclear mundial provocaría la devastación de la agricultura y la generalización del hambre. En una guerra regional donde se utilizaran cien bombas como la de Hiroshima (las bombas actuales tienen una potencia diez veces superior por término medio) habría decenas de millones de muertes inmediatas y se produciría una alteración climática mundial sin precedentes. Una guerra donde se utilizaran mil bombas dejaría el planeta inhabitable.
Argumento económico. Se calcula que los nueve estados nucleares destinan 90.000 millones de dólares al año para el mantenimiento y modernización de sus arsenales. Estos recursos deberían destinarse a la atención sanitaria, la educación, las ayudas a catástrofes y otros servicios fundamentales o a la creación de puestos de trabajos dignos en los sectores socialmente útiles de la economía real y en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y el cambio climático.
Pasos hacia un tratado de prohibición de armas nucleares
Después de los bombardeos estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, mucha gente reclamó la necesidad de evitar una repetición de aquel horror. Las movilizaciones de la sociedad civil para lograr este objetivo se multiplicaron en varias campañas. Gracias a estas movilizaciones, se llevó a la reunión anual de la Asamblea General de la ONU de 2007 una propuesta de resolución para que se iniciaran conversaciones encaminadas a un tratado de prohibición de las armas nucleares. La apoyaron 130 estados miembros.
En diciembre de 2012, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que establecía un nuevo foro para discutir sobre el desarme nuclear. Nombró un Grupo de Trabajo de Composición Abierta (OEWG) que elaborará propuestas para iniciar negociaciones multilaterales para lograr y mantener un mundo sin armas nucleares. El Grupo de Trabajo está abierto a la participación de todos los estados.
En la reunión del First Comitte de la ONU (foro entre estados donde estos expresan sus posiciones relacionadas con el desarme y la seguridad internacional) en Nueva York en octubre de 2013, 125 estados apoyaron una declaración conjunta sobre los efectos humanitarios perjudiciales de las armas nucleares.
En marzo de 2013 y febrero de 2014 se han celebrado en Oslo y Nayarit (México), dos conferencias internacionales con la participación de académicos y estudiosos de la problemática de las consecuencias humanitarias que tendrían las explosiones nucleares. Una de las conclusiones es que no sería posible coordinar y ofrecer una respuesta humanitaria eficaz a una catástrofe provocada por las armas nucleares.
Según el ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons), actualmente 151 estados apoyan un tratado de prohibición y eliminación de armas nucleares, 22 estados dudan y 22 estados están en contra. Entre los primeros se encuentran todos los estados de Sudamérica, África y gran parte del sur de Asia. Destacamos que China, Pakistán, India, Corea del Norte están de acuerdo aunque estén armados nuclearmente. También lo apoya Irán. Algunos de los que están en contra son EEUU, Rusia, Francia, Gran Bretaña e Israel (que son estados nucleares), pero también Turquía, Polonia, Bulgaria y España.
El Estado español no ha apoyado las resoluciones de la Asamblea General de la ONU que piden un tratado que prohíba las armas nucleares, ya que considera que el desarme nuclear se logra mejor a través de un proceso gradual de medidas prácticas y no con un enfoque integral.
La presión de la sociedad civil logró que se aprobaran tratados de prohibición de otras armas de destrucción masiva, como las biológicas y las químicas, y también tratados de prohibición de las minas antipersona y las bombas de racimo. Las armas nucleares son las únicas armas de destrucción masiva que no tienen un tratado de prohibición. Actualmente, hay varias campañas a nivel mundial que piden la prohibición de las armas nucleares.
Conseguir la prohibición de las armas nucleares no es una utopía, es una necesidad.