La ocupación de Irak y la destrucción del sistema educativo
Artículo publicado en La Directa
Pronto hará diez años de la invasión de Irak por las tropas de la coalición dirigida por Estados Unidos y Gran Bretaña, con la participación española (recordemos el trío de las Azores: Bush, Blair y Aznar). Los efectos, inmediatos y a largo plazo, de la ocupación han sido devastadores y sus culpables no han sido detenidos ni juzgados.
Este año, más de 200 organizaciones han presentado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU diversos documentos que exponen las constantes violaciones de los derechos humanos en Irak y piden que se investiguen y se tomen medidas para acabar con la actual situación de impunidad.
Tras diez años de ocupación, el país no sólo no se ha recuperado sino que está en una situación de destrucción casi total. El paro se sitúa por encima del 50%, la población tiene graves problemas para sobrevivir, hay carestía de alimentos, los servicios públicos esenciales son casi inexistentes (el suministro de agua potable y las redes de saneamiento son muy precarios), hay restricciones de energía eléctrica (en alguna zona sólo hay suministro eléctrico durante una hora diaria), etc. Después de la destrucción realizada por las fuerzas de ocupación, los gobiernos locales no han hecho nada para mejorar la precaria situación de la población.
Quisiera hacer hincapié en la repercusión de la ocupación en el sistema educativo iraquí. Antes de 1991, el sistema educativo iraquí era de los mejores de la región, con un buen nivel de alfabetización y de escolarización. A partir de la invasión, Irak ha sufrido un proceso de desmantelamiento y de degradación que parece intencionado, según los documentos presentados por las 200 ongs.
Más de un 80% de las instituciones de educación superior han sido destruidas, saqueadas o quemadas. Se han bombardeado más de 700 escuelas de primaria (¿eran objetivos militares?), incendiado unas 200 y se han saqueado tres mil.
Durante el gobierno de Paul Bremer se llevó a cabo una política de desbaazificación. Se calcula que, con esta excusa, se despidieron más de 15.000 personas de la universidad y fueron sustituidas por otras, por lo general poco competentes, pero cercanas al nuevo gobierno.
Además de estos despidos, también ha habido cientos de asesinatos de profesores. En mayo de 2004 la comunidad académica se consideraba amenazada: se habían producido muchos asesinatos y las coacciones y amenazas eran constantes. Esto provocó que muchos profesores se marcharan del país. Se calcula que fueron más de 65.000 entre 2003 y 2008. A principios de 2012 se habían contabilizado 317 profesores universitarios asesinados. Pertenecían a disciplinas académicas muy diversas y la mayoría tenían una alta preparación. Hasta ahora no se ha investigado seriamente ninguno de estos asesinatos en Irak. Las autoridades de las fuerzas de ocupación tampoco han hecho ninguna investigación sistemática de estos crímenes. Se han llevado algunos casos a diferentes organismos internacionales, sin ningún resultado.
Desmantelar el sistema educativo imposibilita la recuperación de un país y lo hace altamente dependiente de otros. El asesinato sistemático de personal académico es doblemente criminal, primero por la muerte y sufrimiento inmediato y segundo, porque hipoteca el futuro de todo el país.
La responsabilidad de esta situación no es únicamente del gobierno actual, las fuerzas de ocupación son co-responsables. Quisiéramos que los culpables de la devastación de Irak fueran juzgados y condenados. Si no hay rendición de cuentas, es posible que estos abusos se vuelvan a producir. Crímenes de esta magnitud no deben quedar impunes.
No podemos olvidar Irak.