Resumen de las Jornadas Por una Banca Desarmada del 25 y 26 de octubre de 2007
Las Jornadas para el debate Por una Banca Desarmada, organizadas el 25 y 26 de Octubre por el Centro de Estudios por la Paz JM Delàs de Justicia i Pau, reunieron a más de un centenar de personas, que debatieron, reflexionaron e intercambiaron opiniones y propuestas de acción alternativas en torno el tema central del acto...
El primer día de las Jornadas, Carlos Jiménez Villarejo, exfiscal anticorrupción del Estado español, hizo una magistral reflexión sobre la responsabilidad corporativa y las armas. El día siguiente, Inez Louwagie, responsable de campañas e investigadora de Netwerk Vlaanderen (Bélgica) y el presidente de Justicia i Pau, Arcadi Oliveres, nos introdujeron al panorama general del militarismo y sus conexiones con la banca. A continuación, Mónica Vargas, investigadora del Observatorio de la Deuda en la Globalización y Andrea Baranes, responsable de campañas de finanzas privadas y de la banca privada de la Campagna per la Riforma della Banca Mondiale en Italia, evidenciaron la importancia de la relación de las Agencias de Crédito a la Exportación y las actuaciones irresponsables de las empresas multinacionales. Por la tarde, se presentaron las tres campañas de mayor relevancia en Europa contra la banca armada: Inez Louwagie presentó la campaña belga “My money, clear conscience?”, Andrea Baranes la italiana “Banca armata” y Alejandro Pozo, investigador del Centro de Estudios para la Paz JM Delàs de Justicia i Pau, la campaña llevada a cabo en Catalunya “BBVA sin armas”. En último lugar, se cerraron las Jornadas con la presentación de alternativas a la banca armada, por parte de Andrés Hidalgo, Secretario General de la Agrupación de Banca de CCOO, y Jordi Marí, director de FETS (Financiación Ética y Solidaria).
Las Jornadas consiguieron, por un lado, dar a conocer el marco en el cual las entidades financieras se mueven cuando deciden invertir en armamento, a través de las conexiones entre la industria, el comercio de armas y la banca. Por otra parte, con la presentación de las tres campañas mencionadas y las propuestas de mejora en la banca tradicional y la opción de la banca ética, como alternativa, se concluyó con la esperanza de que los consumidores, hoy por hoy, tienen la opción de poner sus ahorros en bancos que no tengan relación con la industria de la guerra.
Marco de actuación de las entidades financieras armadas
Las autoridades españolas todavía no se han tomado con seriedad la regulación y el control del comercio y venta de armas. Hay un marco extremadamente liberal que permite a las empresas productoras y exportadoras de armas moverse libremente en el mercado global, lo que no es una excepción para los bancos y cajas que financian la producción y venta de armamento y otros productos militares. Esta situación nos ha llevado a una tremenda e inaceptable opacidad y secretismo del comercio exterior español de armas.
Conocer los factores más importantes que componen el ciclo armamentista nos ayuda a comprender la complejidad del entramado económico-militar que hay alrededor de los conflictos armados y que contribuye, sin la menor duda, a que las guerras se perpetúen. Es importante en este sentido analizar el gasto militar anual de cada país, así como la I+D (investigación y desarrollo) militar, el comercio de armas y la industria militar. A la mencionada opacidad del comercio de armas hay que añadir el enorme gasto militar mundial, que ya supera el billón de dólares anual. En el Estado español gastamos cada día 52 millones de euros en preparar o hacer la guerra. Con respecto a la industria militar, llama la atención que se encuentre extraordinaria y sospechosamente concentrada en muy pocas manos, tal y como se deduce de que las cuatro empresas más importantes de los EEUU superen el 60% de las compras del Pentágono (Locked Martin, Boeing, Raytheon y Northorn Grumman) y que sólo durante el año 2005 facturaron unas ventas que superaban los 100.000 millones de dólares.
En Europa, además de EADS (European Aeronautic Defence and Space Company) productor de aviones y helicópteros de combate y misiles, también podemos encontrar la británica BAE Systems, la italiana Finmeccanica o la francesa Thales, que superan en conjunto los 40.000 millones de dólares en venta de armas en 2005. Aún así, no son las únicas empresas de armas ni en Europa ni en España. De hecho, en el Estado español se producen todo tipo de bombas, armas y municiones en empresas como Expal o Santa Bárbara, las que, además, producen las internacionalmente denunciadas bombas de racimo o dispersión. Con respecto a estas bombas, la organización belga Netwerk Vlaanderen encontró la implicación, en la financiación de empresas que las producen, del BBVA y del Banco Santander entre otras muchas entidades financieras de todo el mundo, entre las que destacan, por ser conocidas en nuestro país, Barclays Bank, Citigroup, ING, AXA o Deutsche Bank. Concretamente, el BBVA ha financiado a Thales, EADS y Raytheon, mientras que el Banco Santander ha hecho lo mismo con EADS.
Uno de los elementos más importantes para hacer posible que el comercio de armas y la industria militar se desarrollen son las Agencias de Crédito a la Exportación (ACE), sin las cuales muchas de las operaciones de venta de armas no se cerrarían, ya que muchas veces se trata de negocios con un riesgo muy elevado. Las ACE de los países de la OCDE proporcionan 105 mil millones de dólares anuales para facilitar, entre otras actividades, las exportaciones de armas. Se calcula que entre el 20 y el 30 por ciento de las operaciones facilitadas por las ACE son de tipo militar. La ACE española, la Compañía de Seguros de Créditos a la Exportación (CESCE), asegura principalmente, con el dinero de los contribuyentes, operaciones económicas de empresas españolas en el exterior. En el supuesto de que estas operaciones fracasen, el CESCE tiene la obligación de pagar la deuda contraída a la empresa exportadora. El CESCE exigirá el cobro de esta deuda, convirtiéndolo en muchos de los casos en deuda externa, que se incorporará a las negociaciones de política exterior del Estado español con el Estado deudor.
Experiencias de campañas europeas y alternativas a la banca armada
Hay tres campañas que trabajan por una banca desarmada en Europa: “My money, clear conscience?”, en Bélgica, “Banche armate”, en Italia, y “BBVA sin armas”, en Cataluña. Las tres campañas buscan crear una opinión pública crítica con las inversiones y otras actividades de las entidades financieras, además de la cancelación de sus inversiones en armamento. Entre otras actividades de presión a los bancos, como las acciones públicas de protesta, se encuentra la opción de apoyar a posibles soluciones, asesorando a los bancos sobre la manera de tener inversiones más sostenibles y haciendo el seguimiento de estas políticas. Está comprobado que las campañas consiguen resultados porque además de haber conseguido un gran apoyo de las opiniones públicas de sus respectivos países, en el caso belga, cinco de los seis bancos objeto de la campaña están creando una política de inversiones que excluya las que se hacen en armas (pero no en violaciones de los derechos humanos). Además, han conseguido una nueva ley belga que prohíbe las inversiones de las entidades financieras de este país en empresas productoras de minas antipersona y bombas clúster.
Continuando con al impacto de las reivindicaciones sociales en las legislaciones nacionales, en Italia se consiguió, en los años 90, que se aprobara una ley que regulara la importación y exportación de armas y su transparencia. Con respecto a la reacción de los bancos, algunos de los bancos italianos más grandes decidieron salir del sector armamentístico o, como mínimo, promovieron algún tipo de código de conducta en este sentido. Este fue el caso d’Unicredit, Intesa San Paolo, Monte dei Paschi y BPM. Finalmente, la campaña BBVA sin armas, del Centro Delàs de Justicia i Pau, el Observatorio de la Deuda en la Globalización y Setem Catalunya, ha conseguido dar más importancia a un nuevo sector de actuación por los movimientos sociales y las ONG: el de las actuaciones irresponsables de las entidades financieras españolas. Además del apoyo de la opinión pública, se ha despertado el interés de algunas de las entidades de las cuales se denuncia que participan de manera indirecta o directa en la industria de la guerra. En último lugar, hace falta mencionar que la internacionalización de las campañas y el trabajo en red entre las entidades de diferentes países ha facilitado el intercambio de información entre los responsables de cada campaña y el aumento de su impacto. Las tres campañas coinciden en su ánimo de continuar en el tiempo indefinidamente con sus reivindicaciones e invitan a las entidades financieras a que aprovechen sus campañas para desmarcarse del grupo de empresas que favorecen que haya guerras, muerte y violencia en el mundo.
La responsabilidad social corporativa (RSC) es una de las opciones por la cual más a menudo han optado las entidades financieras como reacción frente a las acusaciones de carencia de civismo y violaciones de los derechos humanos. Aun así, las RSC de los bancos no han sido más que un ejercicio de limpieza de su imagen pública, es decir, puro marketing social. Entre las alternativas que más cambios pueden conseguir en la banca armada se encuentran las que podemos hacer desde dentro por parte de los sindicatos y desde fuera por parte de la banca ética. Los sindicatos tendrían que ir más allá de las mejoras de tipo laboral de sus empleados e incorporar reivindicaciones a sus negociaciones, que busquen el control de las actuaciones que vulneren los derechos humanos de su entidad. Por otra parte, la presión desde fuera se puede conseguir por el crecimiento de la banca realmente ética, como el Triodos Bank, el proyecto Fiare y otras opciones éticas disponibles para cualquier consumidor de servicios bancarios. Éstas, además de no suponer una pérdida de rentabilidad económica, implican una ganancia para el bienestar individual de quien decide que sus ahorros tengan un comportamiento ético, y una ganancia social, con respecto a la construcción de un mundo mejor, al contrario del que hoy por hoy, hace la banca armada.