La campaña Banca Armada denuncia las millonarias inversiones de Banco Santander en la industria de la guerra y en el armamento nuclear
La campaña Banca Armada ha denunciado esta mañana en la junta de accionistas de Banco Santander -gracias a la delegación de voto de accionistas críticos, con un total de 39.296 acciones-, las políticas de inversión y financiación que esta entidad bancaria continúa desarrollando en empresas de armamento.
La junta de accionistas de este año se ha llevado a cabo de forma telemática a causa de las medidas de urgencia implementadas por el Covid-19, por lo que los activistas de la campaña han hecho su intervención en línea, además de difundir un vídeo para dar a conocer los motivos de la denuncia.
En una carta dirigida a la presidenta, Ana Patricia Botín y el consejo de administración de la entidad, Eduardo Aragón, miembro del Centre Delàs d'Estudis per la Pau y Gemma Amorós, de SETEM Catalunya, activistas de la campaña Banca Armada, han señalado que Banco Santander continúa invirtiendo o concediendo créditos a una serie de empresas vinculadas con el negocio de la guerra, el diseño y mantenimiento de armamento nuclear, la militarización y la securitizació de nuestras fronteras y sociedades.
"Este banco, además, tiene el nefasto honor de ser el que más diversifica su relación con las empresas del sector de defensa o, como preferimos llamarlo nosotros, del sector de la economía de guerra".
La campaña Banca Armada ha podido confirmar que durante el periodo 2014-2019, Banco Santander ha apostado por mantener los vínculos con al menos 15 empresas de la economía de la guerra, con una suma total de inversiones y financiación de casi 3.000 millones de euros.
Banco Santander invierte en empresas Marca España como MAXAM holding, una de las mayores fabricantes de explosivos y munición militar del mundo a través de su filial EXPAL, a la que otorgaron 283 millones de euros en créditos sólo en el periodo 2014- 2019. También se relaciona con el binomio INDRA-NAVANTIA, financiado con 82 millones, que han firmado recientemente contratos para el Suministro de Sistemas de Defensa Electrónica además de los Sistemas IFF CIT-25D para el Programa de las Corbetas Avante 2200 para Arabia Saudí, actual contendiente en la guerra de Yemen, que tiene una monarquía con múltiples vulneraciones de derechos humanos documentadas.
"¿Creen ustedes que es moralmente ético continuar ayudando a estas empresas a financiarse, mediante la concesión de créditos revolving o participando como bookrunners en sus emisiones de bonos a empresas que firman este tipo de contratos?".
El Banco Santander también invierte en industrias que participan del negocio del armamento nuclear: el más peligroso y destructivo para la vida jamás diseñado. Según revela el informe, Shorting our security: Financing the companies that make nuclear weapons, escrito y publicado por PAX, Profundo e ICAN, la entidad bancaria ha decidido invertir parte del patrimonio de sus accionistas en las siguientes empresas: Thales, 581 millones de euros, Safran, 434 millones, Boeing, 372 millones, Airbus, 295 millones, Fluor, 129 millones, Honeywell International, también 129 millones y Serco, 12 millones. En total, 1.953 millones de euros.
Boeing, por ejemplo, está construyendo nuevas armas nucleares para Estados Unidos mediante un contrato de 297 millones de euros para lo que se denomina "Disuasión Estratégica Terrestre" que reemplazarán los misiles balísticos intercontinentales nucleares ICBM Minuteman III. Este gigantesco fabricante también mantiene otros contratos relacionados con estos misiles, que ascienden a un total de más 620 millones de euros.
Otra de estas empresas, Fluor, está involucrada en varias instalaciones empresariales de armas nucleares estadounidenses. A través de una empresa conjunta, Savannah River Nuclear Solutions (SRNS) tiene un contrato de 7.100 millones de euros para construir componentes clave para el programa W88 Alto 370, la ojiva nuclear desplegada en el misil Trident II.
"¿Son conscientes de que dos terceras partes de sus inversiones en armamento están destinadas a empresas relacionadas con armas nucleares? Tienen ustedes en sus manos revertir estas decisiones en un futuro y dejar de financiar a estas empresas. Sin la ayuda o financiación de bancos como el Santander, a las empresas de armamento les costaría mucho más llevar a cabo sus actividades".
La intervención de las activistas de la campaña recuerda a Banco Santander que cada vez más gente empieza a concienciarse: ya son 81 los países que han firmado el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, y 36 los que lo han ratificado, así como la magnitud de los efectos que tendría un desastre nuclear: "recordemos Hiroshima, recordemos Nagasaki, recordemos Chernobyl, recordemos Fukushima. Intenten imaginar cómo se gestionaría sanitariamente otra catástrofe de estas magnitudes, que no conoce fronteras y los efectos nocivos de las que perduran décadas. La crisis que estamos viviendo por la pandemia del Covid-19, a su lado, no es nada. Los profesionales de la salud son claros: 'no hay ninguna forma para responder adecuadamente a una guerra nuclear. Nuestra única solución es trabajar juntos como una comunidad global, para prevenir que esto ocurra".
"Desde la campaña Banca Armada, y en nombre de todas las personas accionistas críticas con sus políticas de financiación de la industria de la guerra, exigimos al Banco Santander que deje de invertir y financiar este tipo de empresas de una vez por todas!".
Consulta y descarga el vídeo e intervención en la Junta del Banco Santander.