De los ataques anticipatorios y la Revisión Estratégica de la Defensa
El pasado 20 de octubre el José Maria Aznar desveló en un discurso en el Centro de Estudios Superiores de la Defensa (CESEDEN) una nueva doctrina de ataques anticipatorios. En su discurso dijo que: "La lucha contra un terrorismo bajo formas de destrucción masiva exige una nueva forma de entender la seguridad.(...), la eficacia de este combate lleva al supuesto de emprender acciones de carácter anticipatorio, aunque estén restringidas a casos determinados".
Tomàs Gisbert (Diciembre 2003) Materiales de Trabajo nº 23.
Posteriormente, en el pleno del Congreso, volvió a justificar la legitimidad de estas acciones y que éstas no deben estar sólo previstas para ataques provenientes de fuera del Estado español, dando con ello a entender la posibilidad de emplearlas en la lucha contra ETA, con lo que en parte estaría llegando a justificar, en el colmo de los despropósitos, la acción del GAL en los años 80.
Con este anuncio Aznar sigue la estela marcada por la política unilateral de Estados Unidos que ha hecho de la guerra preventiva, adoptada oficialmente en su Estrategia de Seguridad Nacional de noviembre de 2002, la justificación de su política militarista de agresiones armadas.
La gravedad de la doctrina de los ataques anticipatorios reside en que hablar de ataques armados sin una agresión previa rompe todas las normas del derecho internacional sobre las que se basa la seguridad. El respeto a estas normas genera la confianza de que ningún país o territorio será atacado si éste no realiza primero una agresión. Con esta nueva forma de entender la seguridad se vulnera directamente el derecho internacional que con tanto esfuerzo se ha ido construyendo para evitar la barbarie de la guerra. Construir la seguridad propia amenazando la seguridad ajena sólo puede conducir a la inseguridad de todos. La única vía que puede conducirnos a un mundo más civilizado es la adhesión al imperio de la ley y la confianza en la cooperación multilateral y en los tribunales internacionales, y no la vía de la fuerza militar unilateral y el derecho del más fuerte
No es de extrañar que el discurso de Aznar haya sido seguido con preocupación en Marruecos. Así el estado mayor de las fuerzas armadas marroquíes deducía de ellas la posibilidad de que el ejército español podría intervenir en territorio marroquí para responder a una supuesta amenaza de terrorismo islámico que hiciera servir Marruecos como plataforma para cometer atentados en España. De la misma forma algún influyente periódico de Marruecos señalaba que las amenazas que suponen los gastos militares españoles y la doctrina de guerra preventiva van dirigidos contra su país, que, si más no, está siendo chantajeado por España (La Razón, 30/10/03).
Es preocupante que, pese al escándalo público que este discurso ha suscitado, esta política ya estuviera asumida en la Revisión Estratégica de la Defensa (REE) presentada por Federico Trillo a la Comisión de Defensa del Congreso el pasado 18 de diciembre de 2002. Este documento tiene como objetivo definir la política militar del Estado español hasta el año 2015 con un importante nivel de concreción y en él se contempla, en dos ocasiones, la posibilidad de que el ejército español realice ataques preventivos. La REE sitúa como primera misión de las Fuerzas Armadas la de "Impedir cualquier tipo de agresión y, si fuera necesario, responder a ella" señalando en el desarrollo de esta misión que: "Para impedir cualquier tipo de agresión, las FAS deberán realizar acciones de prevención, disuasión y todas aquellas que contribuyan al control de una crisis, evitando que esta desemboque en un conflicto armado. Asimismo, aquí debe considerarse cualquier acción armada preventiva dirigida, como último recurso, a evitar la agresión" (página 175. Disponible en www.mde.es )
Más adelante, en el apartado IX."Las Fuerzas Armadas y la nueva amenaza terrorista", recoge el Concepto Militar de la OTAN aprobado en la Cumbre de Praga de 2002. En esta cumbre se adoptó la lucha contra el terrorismo como una nueva misión de la OTAN, dentro de la cual no cabe descartar la posibilidad de ataques preventivos. Así, el último de los cinco campos de trabajo a los que obliga esta nueva misión figura el siguiente: "La forma de actuación dependerá siempre de la amenaza y la inminencia de sufrir un ataque terrorista, pudiendo derivarse de ello, en consecuencia, un posible ataque preventivo". (pág. 194).
Aunque la Revisión Estratégica de la Defensa no es un documento que emane del Parlamento sino que ha sido elaborado por el Ministerio de Defensa, si que ha contado con el consenso del PSOE, CiU, Coalición Canaria y, por supuesto del PP, que han participado en el proceso de su elaboración. Asimismo, fue presentada a la Comisión de Defensa del Congreso el pasado 18 de diciembre de 2002, y los diferentes grupos parlamentarios pudieron pronunciarse sobre ella. Es de celebrar que finalmente los partidos de la oposición hayan reaccionado frente al discurso de Aznar del pasado 20 de octubre. Pero la gravedad de la política de ataques anticipatorios de Aznar pone de manifiesto la necesidad de que el debate sobre la política de seguridad y defensa no quede recluido en un cerrado ámbito alejado de la opinión pública y nos obliga a que trabajemos por un cambio en profundidad de la esta política que la aparte de una concepción agresiva y militarista.