La reciente visita de Barak Obama a España debe enclavarse en los preparativos de la OTAN frente a Rusia e intervenciones en Africa. Artículo de Pere Ortega publicado en Público el 12/07/2016

Artículo aparecido en Público.es.

El negocio de la guerra continúa para los fabricantes y traficantes de armas. Existe la tendencia de asociar el comercio de armas con otros como el de las drogas. Los estupefacientes, a diferencia de las armas, son productos ilegales, tanto en su fase de producción y de distribución como en su fase de consumo. Las armas, a diferencia de las drogas, se producen legalmente en empresas constituidas y dotadas de personalidad jurídica. Una vez producidas, pueden venderse legalmente a personas, a empresas o a los cuerpos de seguridad del Estado. En este caso, tenemos un mercado legal de armas que está regulado por ley.

En el Centro Delàs hemos elaborado una tabla comparativa de los programas electorales de los principales partidos de ámbito estatal para que tengamos en cuenta, además de otros aspectos, qué futuro en términos de seguridad y paz nos espera según nuestra decisión.

Para más información, clica aquí.

Bajo la sección ‘Las mejores acciones por Estados’ del resumen ejecutivo, España es mencionado como uno de los países adaptadores de la legislación para prohibir inversiones en municiones en racimo.

‘La Coalición sobre Municiones en Racimo, interpreta que la prohibición a la asistencia mencionada en la Convención sobre Municiones en Racimo incluye la prohibición de inversiones financieras en dichas armas. Un creciente grupo de Estados comparten una visión estrictamente prohibitiva de la convención en este tema. Desde nuestro informe en 2014, España ha adoptado una legislación para prohibir las inversiones en bombas de racimo. Actualmente, un total de diez Estados han desarrollado la legislación que prohíbe, en una diversidad de maneras estas inversiones. Estos son: Bélgica, Irlanda, Italia, Liechtenstein, Luxemburgo, Países Bajos ,Nueva Zelanda, Samoa, España y Suiza.

Article de Pere Ortega sobre el consorci industrial Indra situat a Barcelona i la seva activitat en l'àmbit militar. Aparegut a la revista Carrer núm. 140 de juny de 2016.

Artículo aparecido en Público.es

Los refugiados que huyen de las guerras llaman a las puertas de Europa y esta les cierra las puertas, vergüenza histórica. 2016 ostenta el récord de número de refugiados e inmigrantes que arriesgan su vida intentando llegar a Europa, lo que conlleva tragedias humanas contínuas tanto en fronteras terrestres como en marítimas cruzando el Mediterráneo. El origen de este drama humano hay que buscarlo en las guerras y en las políticas que imponen barreras en las fronteras.

El gasto militar anual a nivel mundial supera los 1,7 billones de dólares. Una cifra que estremece. De hecho, el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon dijo en 2012 que si queremos dar una oportunidad real a la paz, debemos proporcionarle un presupuesto real. Insistió en que el mundo está sobre-armado mientras que la paz carece de fondos suficientes, y en que no puede haber desarrollo sin paz ni paz sin desarrollo. En este marco, es interesante analizar los programas electorales de los partidos políticos de cara a las próximas elecciones del 26 de junio de 2016, para ver cuál es su posicionamiento en relación a los principales aspectos de las políticas de paz, seguridad y defensa. Veamos ciertos aspectos interesantes, basados en la tabla comparativa confeccionada por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

El SIPRI ha informado que el gasto militar mundial en 2015 fue de 1.676 billones de dólares, aproximadamente el 2,3% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. Estos altos niveles de gasto suelen dar paso a preocupaciones en torno al “coste de oportunidad” en relación al gasto militar frente al uso. Una manera de ver esta cuestión con cierta perspectiva es comparar el gasto militar con el social. ¿Los gobiernos realmente gastan tanto en la cuestión militar como en la atención médica, por citar un ejemplo? Podemos también observar qué más podría este dinero lograr si fuera gastado en otras áreas específicas. De manera particular, ¿de qué manera incidirían estos recursos en cuanto al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDGs, por sus siglas en inglés)?

Artículo aparecido en SIPRI. Autor: Sam Perlo Freeman.