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La OTAN al ataque

Written by Pere Ortega on . Posted in Conflictes i guerres

 Articulo que analiza la ultima cumbre de jefes de estado de la OTAN en Gales donde se tomaron medidas reactivas respecto del conflicto de Ucrania y el Estado Islamico en Irak y Siria. Articulo aparecido en el diario Publico el 8 y 15/9/2014.

En Gales, se han reunido los jefes de estado de la OTAN bajo la presidencia de su jefe supremo, el presidente de EEUU, Barack Obama. La reunión abordaba el enfrentamiento occidental con Rusia por la crisis de Ucrania, también el auge del yihadismo y en concreto como hacer frente al Estado Islámico en Irak y Siria.

Pero es el enfrentamiento con Rusia el conflicto que más preocupa a los 28 estados miembros de la OTAN, porque se produce en el interior de Europa y con Rusia, el estado heredero del que fuera enemigo principal de la organización, la URSS. Este es un conflicto que entusiasma a la OTAN, pues le da sentido, alas y le asegura su pervivencia. Digo esto, porque según mi parecer, este organismo estaba en crisis permanente desde la desaparición de su enemigo, el Pacto de Varsovia, y que a pesar de haber redefinido su estrategia en 2010, con la aprobación del Nuevo Concepto Estratégico y pasar de ser un organismo defensivo del área del Atlántico Norte, a  convertirse en ofensivo y dispuesto a actuar en todo el planeta, nunca ha sabido afrontar sin divisiones las diversas crisis que ha habido tras la desaparición de la URSS.

Crisis que siempre han venido por las desavenencias internas entre los estados miembros de la OTAN en cómo enfocar y resolver los conflictos donde intervino. Entre otros, destaco los más visibles. En Serbia, en 1999, hubo fuertes discrepancias en cómo se llevaron a cabo los ataques sobre Belgrado (bombardeo de la TV y embajada China); en Afganistán, tras el 11-S de 2001, EEUU activó el artículo 5 del Tratado que exige a los países miembros acudir en defensa del país atacado. Pero las reticencias internas entre los estados socios hicieron que EEUU finalmente desestimara esa opción y optara por iniciar los ataques al mando de una coalición internacional al margen de la OTAN. Posteriormente la OTAN se involucró, pero en un papel subalterno y dónde cada país intervino con roles diferentes, unos en combate directo, otros, como España, dedicados a la reconstrucción de estructuras civiles. Unos y otros, desde luego, legitimando la ocupación y apoyando la guerra.

Ante el conflicto surgido en Ucrania, la OTAN ve de nuevo una oportunidad para legitimarse como organización militar ante la Rusia de Putin. Pero las cosas no han sido fáciles. De nuevo han surgido las divergencias entre los 28 estados con visiones muy diferentes de cómo afrontar la crisis con Rusia. Mientras que EEUU, sin demasiados intereses económicos en Rusia, apuesta fuerte por endurecer la beligerancia con el apoyo explícito de los países que pertenecieron al bloque soviético, que dicen sentirse amenazados por la intervención de Rusia en Ucrania. Los intereses económicos entre Rusia y Europa occidental son muy importantes, el gas que proviene de Rusia y los flujos comerciales e inversiones de Europa occidental en Rusia los convierte en países muy interdependientes. Las primeras sanciones a Rusia tuvieron una respuesta contundente por parte de Putin, las frutas y verduras europeas no entrarán en Rusia.  

La OTAN ha finalizado el acuerdo de crear una Fuerza de Intervención Inmediata de 5.000 efectivos dispuesta a entrar en acción en pocos días en el flanco oriental frente a Rusia, también en el sur.Hecho de poca trascendencia, pues ya se disponía de una Fuerza de Acción Rápida que hasta la fecha nunca había actuado, por lo tanto es lo mismo pero cambiándole el nombre. También se han dispuesto nuevas sanciones económicas a Rusia, que de llevarse a cabo: prohibición a las entidades financieras europeas de participar en créditos sindicados con empresas donde el estado ruso participe con un 50% (Gazprom y tantas otras), si se llegan a implementar (eso está por ver), tendrán una respuesta contundente por parte de Moscú y pueden afectar gravemente a la economía europea. Rusia ya ha dejado entrever que se podrían aplicar restricciones del espacio aéreo ruso a compañías europeas y de nuevo más restricciones comerciales.

Por último, Obama ha reclamado, una vez más, que ante los actuales desafíos de Rusia y el Estado Islámico los estados de la OTAN incrementen el gasto militar hasta llegar al 2% del PIB. Estos lo han aceptado a regañadientes aduciendo la crisis y la lenta recuperación de la economía europea y han aceptado llegar a ese objetivo en  diez años. Eso el tiempo dirá si se puede llevar a cabo, pues la realidad siempre es más tozuda que las promesas. Aunque aquí, los estados europeos tienen la oportunidad de hacer aflorar aquellos gastos que siendo militares tienen repartidos (o escondidos) entre otros Ministerios. España tiene hoy un gasto militar real que ronda el 1,6% del PIB y en cambio el gobierno afirma que es del 0,7%.

Respecto del conflicto de Ucrania señalar tan solo una cuestión: los países de la Europa occidental han sido de una ingenuidad irresponsable al pensar que Putin permitiría el desafío de que Ucrania, tras la revuelta de Maidan, se arrojara en brazos de la UE y la OTAN. Ya lo demostró en el conflicto en Osetia del Sur y Abjasia en 2008, cuándo envió sus tropas y derrotó la incursión militar de Georgia, que por cierto, también quería entrar en la OTAN. Sobre todo porque en Crimea, Rusia tiene su principal base naval en Sebastopol, de gran importancia estratégica pues le permite la salida al Mediterráneo, dónde, además, al igual que en el sudeste, Lugansk y Donestk, son de mayoría de población rusa. Solo una situación negociada entre las partes Rusia, Ucrania y rebeldes puede solucionar ese conflicto, como así parece va a ocurrir.

Además del conflicto de Ucrania, el otro gran acuerdo de la OTAN en Gales ha sido como proseguir la guerra contra el terrorismo. En especial, en cómo hacer frente al desafío lanzado por las milicias del Estado Islámico (EI) que se han apoderado del norte de Siria e Irak dónde pretende establecer un califato.

Ahí, de nuevo, se denota la debilidad de la OTAN, pues a pesar de la unanimidad de los estados presentes en combatir al EI, no todos estan decididos a implicarse en una nueva guerra en Oriente Próximo. Ni David Cameron de Reino Unido puede hacerlo después del veto de la Cámara de los Comunes a un ataque a la Siria de Al Asad; ni Rajoy tampoco quiere enviar militares a Irak.  Y una vez más, EEUU, ha optado por preparar una coalición internacional que dirigirá los ataques contra el EI, mientras la OTAN jugara un papel secundario de apoyo logistico.

Pero hay que observar, que tampoco Obama quiere implicarse en una nueva invasión y combatir en tierra al ejercito de EI, que se estima en 30.000 efectivos y fuertemente armados; sino que la propuesta tan solo consistirá en ataques aéreos, enviar asesores militares y facilitar armas al gobierno de Irak y a las milicias peshmergas kurdas que combaten al EI. Además, Obama busca crear una coalición en la que participen estados árabes, cosa nada fácil considerando las rivalidades y enemistades sectarias que muchos de estos gobiernos mantienen por cuestiones religiosas y políticas. No hay que olvidar la división que el conflicto de Siria, mientras Irán y Hezbollah apoyan al gobierno de Al Asad, Arabia Saudita y Qatar apoyan al sector rebelde incluido grupos que apoyan al EI.

El conflicto actual de Irak y Siria, tiene sus orígenes en las catastróficas políticas aplicadas por EEUU en Oriente Próximo y norte de África. El imperio se lanzó a guerras insensatas en Afganistán, Irak, Libia y Siria, y en todos los países surgió una resistencia a esa invasión, que con circunstancias diferentes tenían un rasgo en común, la coalición internacional era incapaz de instaurar una supuesta democracia y en cambio propiciaron la aparición de grupos yihadistas que trajeron mayor desorden que acabo en caos. Así, por donde paso el caballo de la guerra del imperio no volvió a crecer la hierba y donde antes existía un cierto orden, creció un caos sectario, entre los que abundan grupos yihadistas que practican la violencia y el terrorismo contra el imperialismo de EEUU y sus aliados.

El futuro inmediato no es esperanzador. O se enmiendan las políticas, tanto de EEUU, Rusia y Europa respecto al mundo que habita en Oriente Medio o los conflictos proseguirán y se agrandarán. Tarea nada fácil, pues se deben desactivar la infinidad de conflictos que atraviesa ese mundo. Empezando por la ocupación de Palestina, que es la causa y excusa que activa el odio antioccidental por el apoyo de EEUU y Europa a las atrocidades que Israel practica sobre el pueblo palestino. Después se debe intentar recomponer los desastres de Afganistán, Irak, Libia y Siria mediante conferencias regionales que impliquen la retirada de militares, ayudas y cooperación para que las fuerzas internas se autogobiernen, sean cuales sean las consecuencias y los gobiernos que surjan de los pactos o elecciones internas, pasando por aceptar la desmembración de unos estados artificiales, surgidos tras la desaparición del imperio otomano después de la Primera Guerra Mundial.

Y por ultimo, EEUU y Europa deberían supeditar, la ayuda, pero muy especialmente las relaciones comerciales con todos los países de la región, al respeto de los derechos humanos, tanto desde el lado de las libertades como de los aspectos sociales. Solo así Occidente podrá construir un futuro de convivencia con el mundo oriental. En ese sentido, la política de ataques militares de EEUU y la coalición internacional con el apoyo de la OTAN solo agravaran la situación interna de Oriente Próximo.

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